Me hallo sentado a las afueras de
una casa oxidada por los años y que aún desconozco, compartiendo con extraños
que me hacen sentir mediocre, mirando como el cielo de otro lugar resplandece a
causa de los relámpagos, fumando cigarrillos, temblando por el frío, pidiendo
deseos. Mi mirada se pierde continuamente entre la oscuridad y las bombillas de
algunos hogares que se logran percibir a lo lejano. El cielo no tiene estrellas
esta noche, tampoco luna y hace mucho que no consigo admirar a alguna. Perdido
como siempre, un desconocido de nuevo, ¿pertenezco o no?, no podría manifestar
siquiera si alguna vez he logrado adaptarme y es confuso porque “pertenezco a
muchos lugares”, pero a cuál correspondí realmente si mi alma nunca estuvo del
todo allí… La vida se acorta con cada respiro, pero, ¿cuándo acaba?, bastante impreciso
todo esto, ¿no?, los días transitan y mi partida cada vez es más lejana. ¿Me
mantengo de pie o dejo que mi cuerpo se deslice?, aunque mantenga mi sonrisa,
mi vista está agotada y las ojeras lo hacen notar. Mirando a la sombría nada lo
puedo descifrar, soy un pasajero más, como todos, que se ha exiliado bruscamente a
sí mismo, cortando las raíces que me mantenían atado y huyendo tan rápido como
pudiera. Pero no puedo olvidar, nunca voy a poder hacerlo. Con continuidad, mi
mente viaja a todas aquellas camas desconocidas en las que estuve, a todas las
almas desnudas que contemplé, a los cigarrillos y el alcohol que compartí, a
los besos y abrazos que dejé atrás, a las cicatrices que causé por descuido y a
su mirada brillante que servía como punto de referencia para no extraviarme...
Me hallo sentado en una habitación oxidada por los años que aún desconozco, y
aunque es en un lugar bastante lejano, no es la primera vez, soy prisionero de
mis emociones y pensamientos, me sumerjo en esta nostalgia que acaba conmigo de
una manera firme y asfixiante, ¿quién soy?, mirando mi reflejo en el espejo, no
logro percibir nada más que cabellos rizos, también, un rostro cansado y
envejecido por las noches solitarias y largas… Susurro mi nombre para hallarme
y demoro en reaccionar, todo este dolor está causado ya y no va a revertirse,
nunca lo hará. Me hallo habitando una mente oxidada por los años, y que para mí,
aún, sigue siendo inexplorada, no es mi primera vez acá, pero resido y soy,
¿qué soy?, soy esto que todo el exilio me dejó...
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