- He intentado dejarlo, pero no lo he logrado - sonrió, pero su sonrisa se encontraba mezclada con decepción y tristeza - desde que se marchó ya no logro dormir muy bien, tengo pesadillas constantemente, y nadie puede causarme paz en realidad, sólo estoy en sincronización con la música, he buscado distintas formas de iniciar nuevamente a construir la pared que se derrumbó, pero estoy bastante agotado, he llorado un mar supongo, en el interior estoy bastante roto y gris, - miró directamente a mis ojos y lucía desesperado, entonces consumió el vino que quedaba en su copa y se sirvió otra, me ofrecí a servirle y nuestras manos rozaron torpemente, estaba tan frío, su cuerpo estaba muerto, pensé - Ian, me siento a salvo acá, contigo, la vida tiene un poco de sentido, cordura. No había sentido algo así por alguien hacía mucho, pero voy a dañarte, hay un fantasma que me acompaña, que aparece en mis pesadillas cada noche, y por más que lo intente, no puedo dejar de amarlo, éste sólo provoca ansiedad y daña cada intento de ser feliz, y yo soy un maldito masoquista, podría jurar que te quiero, y siento que te quiero, pero no puedo permitirme dañarte - se acercó unos centímetros más y con su helada mano izquierda acarició mi rostro, yo, paralizado, pero no sorprendido, sólo le miraba y escuchaba con alta atención, entonces, besó mi frente y siguió hablando - tal vez si esto hubiese sido antes, no estuviese tan jodido, eres un amor, cabello rizo, perfecta sonrisa, ojos grandes y expresivos, gruesas cejas, hermoso cuerpo, la manera en la que me despiertas con una taza de café, la forma en la que me llenas de vida cuando tenemos sexo, como me consuelas con abrazos todas las noches por mis pesadillas... Debo marcharme ahora antes de que sea demasiado tarde, tarde para ti, para mi ya lo es. - tomó un cigarrillo de la caja, y lo encendió con mi amado yesquero plateado, esa era la señal de que había terminado de hablar, de que había terminado conmigo, era mi turno de hablar -
- Confieso que no me parte el alma - le dije, mirando a sus ojos y temblando un poco, la ansiedad había tomado mi cuerpo por completo -, estoy bastante tranquilo, sólo lamento que no te quedes, pero sabes que te amo, y amo el hecho por el cual te marchas, siempre esperé por esto, y después de 7 meses llegó el momento, después de tantas botellas de vino, cajas de cigarrillos, tazas de café, noches de sexo, noche de abrazos y besos por las pesadillas, después de recorrer todos estos kilómetros juntos, conocer a tu madre y a tu felino... Valió la pena, en absoluto no me arrepiento de haberte hecho el amor de mi existencia, aún sabiendo que tu ya tenías el tuyo, estas cosas no se planean, no te ausentes del todo, necesito saber como estás... Te amo, eres el tipo de cocaína que necesitaba inhalar por un tiempo, pero es mi momento de rehabilitación, y estoy preparado para ello, cuando estés en búsqueda de un café, una copa de vino, un cigarrillo, o simplemente caminar y dialogar, sabes que estaré esperando, - encendí otro cigarrillo, y con mi mano derecha tomé la botella de vino y serví una copa para mi, le pregunté si deseaba más y afirmó, entonces le serví, le miré a los ojos, sonreí y me acerqué a su helado y perfecto cuerpo, tomé su rostro, con la misma mano que serví el trago de vino, estábamos tan cerca que podíamos sentir nuestras respiraciones, ambas un poco agitadas, le abracé tan fuerte, despidiéndome de él, y besé sus labios por última vez, él secó la lágrima que descendía de mi mejilla izquierda y susurró que lo lamentaba, yo, respiré, me acerqué a su oído y susurrando respondí - todo esta bien Terrence, te amo, y eso está bien, quiero que estés bien...
Nos separamos, él tomó el vino de su copa, se acercó nuevamente para abrazarme fuertemente, con un hasta pronto se despidió y me miro a los ojos y salió...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario