martes, 8 de marzo de 2016

extraños

“Usted sabe donde vivo, venga si desea remediar lo nuestro", eso dijo él. Yo no tuve la voluntad de coger el primer maldito suéter que viese y salir corriendo, correr como nunca antes, y llegar a su casa, preguntar como andaba todo, decirle cuanto le quería, cuanto le quiero, llegar y abrazarle, no sabe cuanto daría por abrazarle, besar su cuello, su frente, sus labios, sus manos, besarle, cuanto hubiese querido hacerlo aquel día de noviembre, no tiene idea de cuanto le extraño, no tiene idea de las veces que he despertado llorando porque tengo pesadillas y en ellas usted resulta dañado, no tiene idea de cuanto extraño leer su nombre en mis mensajes, ver sus fotos y recibir sus llamadas, extraño a aquel felino dorado invadiendo nuestros abrazos, aquellos abrazos... Lo extraño, me extraño, ¿se puede extrañar a un extraño?

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